En demasiadas ocasiones nos enfocamos en nuestras faltas, debilidades, errores del pasado y fracasos. El rechazo y otras experiencias dolorosas nos roban la autoestima y nos hacen sentir inseguros y rechazados. Tu valor no puede estar basado en tus logros, qué tan bien trabajas, cómo alguien te trata o cuán popular o exitoso eres. Tu valor debería basarse únicamente en el hecho de qe eres hijo de Dios. Cómo creación única de Él, tienes algo muy diferente y especial para ofrecer al mundo que ninguna otra persona tiene, que ninguna otra persona puede ser.
Fuente: Libro “Su mejor vida ahora” Joel Osteen capitulo 8